viernes, 17 de diciembre de 2010


Es curioso como el tiempo nos coloca en un sitio y en otro. Tengo la manía de pensar, de vez en cuando, en lo que estaba haciendo en esas mismas fechas hace un año. Puede que esté a miles de kilómetros, en tiempo y en espacio, y también en sentimientos. Puede que lo que era primordial en aquellos momentos no se acerque ni de lejos a lo que ahora es prioritario. Que las promesas que me hice a mí misma me parezcan utopías para guardar en la cesta de historias que contar a nuestros nietos. Y viviendo ese futuro que en el pasado temes, solo las canciones son capaces de trasladarte en tiempo y espacio a aquel lugar. Con solo cerrar los ojos puedo hasta recordar el olor, el tacto, las sensaciones. Todas las sensaciones. Y trasladarme al infinito. Para que, en unos 3 minutos, todo vuelva a su cauce habitual.

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