domingo, 6 de noviembre de 2011

Cuando veas que el reloj de cuatro lados marca las seis menos diez, sal de casa.
En cuanto llames al timbre yo preparo las palomitas.
No hay que pagar entrada, pero por favor apaga el teléfono móvil.
Cuando estemos sentados, con cuidado de no caernos, empieza la función.


Lo único que no sé decirte es a qué hora va a terminar.

viernes, 28 de octubre de 2011



Gracias
Sueldo
Alquiler
Presente
Futuro
Pasado
Responsabilidad

De un tiempo a esta parte estamos olvidándonos de lo importante. A veces te olvidas de las cosas porque dioslohaquerido; porque tenía que ser así.
Lo que no me gusta nada es tener que olvidar lo importante por la fuerza. Porque algunas palabras escritas en columna y por orden de importancia se sobreponen sobre otras, que además de palabras, son ideas, momentos, sensaciones.
Por la fuerza voy a imponer no olvidarme de lo importante. Lo importante, ahora por ahora, pasa a un primer puesto. Por la fuerza.

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viernes, 14 de octubre de 2011

viernes, 2 de septiembre de 2011

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                                                                        Aza Raskin

lunes, 29 de agosto de 2011

Cuantísimo que hacer, que ver, que aprender. Cuantísima ignorancia. Solo definiría como inteligentes a unos pocos cuatro ojos. Son poquísimos, yo no los conozco, y siempre llevan gafas, que me lo han contado. Son gafas diferentes, algo así como mi madre, que usa unas para cerca y otras para lejos. Lo que pasa que ellos tienen más de dos pares. Las usan según la ocasión, claro, como todo, y son las gafas de la comprensión.

Cuando van por la ciudad se ponen unas, siempre las mismas. Normalmente tienen las más bonitas guardadas, que solo usan cuando viajan lejos de aquí. Y no lejos geográficamente. Lejos ideológicamente. Así, si pasan de Occidente a Oriente en un par de horas, cuando llegan allí comprenden a la perfección todo lo que está pasando, se integran, comen de todo, entienden; aunque no compartan, comprenden, y respetan; también cuando cambian de barrio, o el asfalto por la tierra, o la calefacción por la chimenea; porque hace ya tiempo que cada vez que se cambian de gafas para ver con los ojos del que siente, y no del que mira, han comprendido que no todo tiene porqué ser enfrentamiento, ni dicotomía, ni competición. Que cada uno tiene lo suyo, es decir, un montón.

Y todo aquel que dice poseer la verdad absoluta no lleva gafas, ni lentillas. Ni si quiera ha llegado a ver mal nunca, por eso cree que no las necesita.

domingo, 14 de agosto de 2011

miércoles, 20 de julio de 2011

De cómo no poder explicar algo mejor:


 
“Si un camión choca y nos mata, al morir a tu lado diré que el placer es mío”

De la desesperación al amor fou se llega en cuatro minutos, el tiempo necesario para encontrar la luz que nunca se apagará. Morrissey coloca dos peldaños por encima el romanticismo agridulce de discos anteriores fabricando un estribillo de una pasión tan mística que parece de otra época.



Viva The Smiths





martes, 19 de julio de 2011

Lo único que entendemos por beneficio es las horas que le ganamos al día viajando hacia el oeste, persiguiendo al sol. Solo sabemos que la rentabilidad aumentará al llegar, tras haber invertido unas horas, varios pensamientos, muchas expectativas. Valores, estimaciones, balances, comparaciones.

El éxito de nuestra inversión no es palpable. Es más que eso. Se siente. Se siente al mirar al frente, de puntillas. Al escuchar ocho instrumentos en armonía. Sin más intención que hacer lo que están haciendo en ese momento. Y hacerlo bien.

Lo único que entendemos por beneficio es hacerlo todo hoy. Para no acabar marchitadas viendo Falcon Crest en el sofá mañana.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Seis meses después

Seis meses después, una tarde de domingo, un jersey holgado, un bonito café. El café es el de siempre, el del barrio, el que hace esquina, el de los sillones gastados. Un domingo lluvioso, un libro y una libreta, un bolígrafo bic. Rincón favorito libre, nadie que me moleste, seis bonitos relojes, que marcan todos ellos las seis.

Seis minutos después, café capuchino, me lío un cigarro, me salgo a fumar.

Seis caladas después, apareces en la puerta, -perdona tienes fuego?, no me has reconocido.

Seis días después de que decidieses dejar de venir a verme, dejar de coger mis llamadas, dejar de contestar mis emails. Seis días después, ni uno más ni uno menos, me rapé la cabeza.

No me habías reconocido.

- Qué guapa estás
- Gracias
Tu abrazo.
- ¿Qué haces aquí?
- Vengo todos los domingos a las seis, cuando mi compañera de piso está con su novio, cuando mi hermana también. ¿Y tu?
- Hemos venido a pasar unos días, a ver la ciudad, ya sabes que me encanta en primavera, ya sabes que este barrio en realidad no lo puedo dejar

Seis minutos después, aparece la otra parte de ese hemos; ese hemos seis años menor. Es rubia y es alta, de pelo largo, de piernas flacas, cara de inocencia.

- Hola
(Nos conocemos de sobra. Disimulamos)
- Nos tenemos que ir.

Seis minutos después, tras seis caladas, cambiáis de café.

Seis meses después, menos mal que no tiré la maquinilla.

Seis meses después has vuelto a aparecer.

lunes, 2 de mayo de 2011

El héroe (I)

MARINA ABRAMOVIC
El héroe

Todas esas cosas que quiere hacer y que no ha hecho están ahora mismo pasando por su mente. Como los créditos al final de una película. En orden de importancia, se suceden con la misma tipografía, color blanco sobre fondo negro. La esperanza del futuro sobre lo oscuro del presente.

Así cada dos por tres. Está harta de sentirlo, en sus baños de espuma con cigarro, en sus largos paseos, en sus cafés a solas y sin libro. El tiempo no pasa tan despacio, y en lo que se consume un cigarrillo sobre el cenicero, han pasado diecisiete ideas por su cabeza. Acción - reacción. Todo es un empezar sin acabar. Millones de libros a medias, solicitudes de cursos varios; nada de colecciones, eso sí, no tuvo espacio mental para guardar cosas a las que mirar sin poder utilizar.
Hacia fuera todo era diferente. Fuerte, segura, robusta. Ni una lágrima, siempre sonrisas, siempre rodeada, y cuando solitaria, aparentemente completada. Estabilidad aparente, inestabilidad interior, y ya solo controlarlo es una hazaña que ni ella comprende. Sin intentarlo, como cuando al escribir unas líneas sale una canción. Como cuando al empezar un beso termina en calentón.

La fragilidad latente aparece en su soledad. Bandera blanca de paz.

jueves, 28 de abril de 2011

19 de abril de 2011


Homesick, timeless, classic, come back, love.

Hemos vuelto y nos hemos quedado candados. Uno a otro pero fuera de las rejas.

Y hemos celebrado el día de las bicis donde corresponde, y como corresponde.

miércoles, 13 de abril de 2011

I tu, nerviosa,
com sempre que et toca ser en centre d'atenció,
has fixat els ulls en un punt imprecís del mejador

Un segón, dos segons, tres segons, quatre... i cinc




(Qué gusto la gente que hace las cosas así de bien)

domingo, 10 de abril de 2011


Ese día, alargó la alarma cinco minutos; se quedó tres más en la ducha; escuchó su canción favorita mientras desayunaba; dos veces; se miró al espejo otras tres; ese día perdió el primer metro de la mañana;  y mientras corría tras él, al otro lado del cristal, confundiendo su reflejo de espejo con la gente de verdad, vio su futuro escapar; y supo que nunca lo iba a poder encontrar.


Es en primavera y con el cambio de horario cuando a la bici pop más le gusta salir por el barrio; sabiendo cuando eso pasa, nunca sabe cuando va a volver, cuando la van a arrastrar a casa, por la cuesta más empinada.
Ha recibido cubos de agua, que no iban dirigidos a ella precisamente. Ha sido asiento de algunos indeseados, y modelo de fotógrafos aficionados. Ha esperado pacientemente, y a veces ha sido dejada, aunque nunca olvidada. 
Lleva un tiempo en letargo, sin mucho que pedalear, metida en casa porque es tiempo de guardar. Pero ha llegado la estación en la que la vuelven a pintar de color, y dejándose las luces en casa, ha salido de ella, sin saber a donde ir, sin saber cuando va a volver.

jueves, 17 de febrero de 2011


Llevaba tiempo haciéndolo. Siempre con el vértigo que produce una sala llena de espectadores dispuestos a disfrutar el dinero que han invertido. Siempre con la confianza de llevar las cosas bien preparadas. Y siempre con un pequeño margen para el fallo del directo, manteniendo así la tensión y adrenalina imprescindibles para que la atención y entusiasmo por hacer algo no decaigan.

Se repetía el mismo ritual desde hacía un par de años, varias veces por semana, desde que convirtió el teatro en su forma de vida y no en un simple hobby pasajero. Muchas mierdas y enhorabuenas, expectación, suspiros y aplausos finales; le encantaba poder controlar los sentimientos de las personas, provocar reacciones y meterse en el interior de cada cual, y todo con medios humanos sin efectos especiales ni artefactos espaciales. Era un todo imprevisible que terminó por tener un aire bastante programado con poco espacio para las sorpresas. Casi como en cada trabajo, se convirtió en rutina aquello de prepararse, concentrarse y salirse en cada actuación, ya sin necesidad de un par de lingotazos de whisky para calmar los nervios antes de tirarse al vacío. Haciendo lo que más le apasionaba, había llegado a sentirse como una más, con el común denominador del aburrimiento que puede llegar a producir la tarea repetida hasta la saciedad.

Entonces dejó de pensárselo más y de quejarse sin actuar. Quiso hacer lo que mejor sabía sin que resultara rutinario ni previsible, y lo hizo. Se metió en el vagón de un tren cualquiera a cualquier hora punta de un día de diario, y no le costó mucho llenar el patio de butacas. Colocó utensilios básicos que rápidamente levantaron la atención de los más curiosos: una percha colgada de la barra para agarrarse y no caerse, de la que a su vez colgaban dos muñecos de algodón. Y sin hacer esperar más, se tiró desde el precipicio más grande, con el público más imprevisible que jamás había tenido colocado a un metro de distancia, y ofreció lo que nadie le había pedido durante 4 minutos y medio. Y lo consiguió: callar conversaciones, abrir bocas y ojos, levantar miradas de dispositivos electrónicos y best sellers. Y lo que más le gustó: levantar aplausos de un público que no está obligado a aplaudir.

jueves, 10 de febrero de 2011

 Admito en voz alta que no pocas veces he sido tentado en coger mi esperanza y lanzarla sin más a la fosa común donde yacen los sueños que nos diferencian.

sábado, 22 de enero de 2011


Mensaje simple de captar, y con difícil contenido. Cuanto más se desarrolla el ser humano, más perjudica a la naturaleza. Cuanto más tenemos más queremos. Dinero, prestigio, ganar. Orgullo. Tratamos de superar nuestras carencias a través del consumo de productos que no necesitamos, y que consiguen satisfacernos durante cinco minutos. Después nos damos cuenta de que seguimos siendo los mismos, con muchas cosas que ni tenemos donde guardar, ni sabemos para qué utilizar.

Cuando mi abuela era joven remendaba los calcetines y las medias. Conocía a los vendedores que le vendían alimentos frescos y sabía que se podía fiar de ellos. Se trabajaba y se hacían bien las cosas, por principios, por respeto al cliente, por mantener su confianza. Hoy, tengo que aguantar malos modos de los dependientes de las tiendas que venden ropa a bajo precio (porque claro, desde que existe Zara no existe diferencia de clases, al menos aparentemente). Lleno mi armario de trapos que mandaré al tercer mundo en menos de un año. Madrugo cada día y me meto en un metro abarrotado de gente que va a hacer lo mismo que yo. Y no me atrevo a salir de la corriente que me lleva, porque la vida es así, porque es lo que debo hacer.

El mundo es una persona inteligente, de vuelta de todo, que no necesita exaltarse ni perder los nervios. Poco a poco va demostrando que no está contento, y un día, sin poder dar marcha atrás, nos dirá "os lo advertí". Entonces nos daremos cuenta de golpe y porrazo. Y no habrá nada que podamos consumir que nos pueda calmar, ni durante cinco minutos.

domingo, 16 de enero de 2011

Ha salido el sol,


hemos tirado la casa por la ventana


y nos hemos sentado en el patio con las vecinas

(a ver a la gente pasar)


y a escuchar discos Varios.


domingo, 9 de enero de 2011

domingo, 2 de enero de 2011







Gracias a los obstáculos que nos han ayudado a crear cosas para saltarlos.

Feliz 2011 perlas.