viernes, 10 de septiembre de 2010

Síndromes varios



El síndrome de estudiante sigue afectándome, y eso que dejé los apuntes y libros fotocopiados hace cosa de un año. El síndrome de estudiante puede llegar a durar más de diez años, hay personas que así lo han experimentado en sus propias carnes. Por si no se entiende mucho, el síndrome de estudiante se manifiesta de distintas maneras: mucho sueño durante los meses de verano, incapacidad total de madrugar en julio y agosto; necesidad absoluta de quedarse en la cama algún día de la semana simplemente porque nos da la gana; muchísimo ímpetu los jueves por la noche; salir un lunes porque sí; fines de semana de tres o cuatro días; incluso ganas de cañas a horas tempranas en la mañana. Hay gente que solo experimenta alguno de estos síntomas, otros los viven todos. 
Yo hoy he tenido un síndrome de estudiante cosa mala. Anoche salí, esta mañana casi me tengo que tirar un jarro de agua encima para salir de la cama, y he echado de menos un aperitivo con cañas que ha sido sustituido por café rancio de máquina oficinesca.
 El caso es que este año vengo experimentando un síndrome nuevo que lo he denominado síndrome del hemisferio sur. Es una cosa rara. Quiero meter maletas dentro de maletas para así llevarme una maleta llena de espacio y volver con un cargamento de cosas nuevas. Es un síndrome que vengo arrastrando desde hace un par de años. Se trataba de emigrar hacia lo desconocido, con mucho miedo y un solo billete de avión. El caso es que este septiembre no tengo maletas, ni miedo, ni billete de avión. Va a llegar el frío, el moreno se cae en escamas y todo es demasiado previsible. Por eso creo que es hora de que nos vayamos al hemisferio sur.

1 comentario:

  1. Aprender a vivir en el frío puede resultar muy novedoso, aunque para soñar siempre nos quedará El Sur.

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